Recién llegado de Santa Cruz de Tenerife, tras haber participado en unas magníficas jornadas sobre empleo local organizadas por S & D Santa Cruz de Tenerife, me ronda en la cabeza la necesidad de contribuir con una reflexión sincera y constructiva sobre el actual modelo institucional de apoyo a los emprendedores.
¿Qué estamos haciendo? Yo mismo me respondo: crear empresas liliputienses. Apoyamos y fomentamos un modelo de empresa o de micro-empresa cuyo índice de supervivencia es bajísimo al cabo de cinco años. Dicho de otro modo, pocas superan una fase de consolidación de negocio.
Y ya, si te das una vuelta por las redes sociales cada vez que un ayuntamiento anuncia un nuevo plan de apoyo al emprendedor local y ves los comentarios y las valoraciones de los interesados, uno no puede dejar de replantearse que nuestra política de apoyo a la creación de nuevas empresas está mal orientada.
También me llama mucho la atención el hecho de que mientras desde las instituciones locales y regionales se realizan verdaderos esfuerzos en alentar a los jóvenes a crear empresas facilitándoles, locales, asesoramiento y pequeñas subvenciones a fondo perdido, nuestros empresarios (los que saben, los que tienen negocio y los que conocen como funciona el mercado), permanecen quietos; con su dinero y expectativas de inversión quietas o en mercados exteriores. Curioso, ¿verdad?.
Así que uno, no puede por menos que pensar que estamos empleando inadecuadamente el dinero público o incluso, empujando al precipicio del fracaso a jóvenes que atraídos por cantos de sirena que anuncian dinero para jugar a ser empresarios, acaban más perdidos y con más ganas aún si cabe, de ser funcionarios.
La estanqueidad de las políticas locales de emprendimiento es brutal. La formación emprendedora, no apuntan al perfil específico de la industria y las empresas de servicios locales; y además suele ser insuficiente. Ello conlleva que no se enlaza la actividad emprendedora con las necesidades reales de los potenciales mercados de las empresas de la ciudad.
En mi opinión, y es lo que no me canso de intentar transmitir a alcaldes y concejales de promoción económica y empleo, para un emprendedor no es prioritario un local; tampoco lo es un “asesoramiento financiero” y sobrevivrá sin subvención a fondo perdido. ¿Cómo si no, su empresa puede ser viable??.
¡“Las vueltas que hay que dar para vender un lapicero”!
Un emprendedor lo que necesita es un cliente; su primer cliente. Una vez que lo consigue, el crecimiento de su negocio es más natural, sólido y progresivo. Está en el mercado. Aprende; corrige y se desarrolla.
Existe además una característica común a muchos de ellos; no saben vender. Conozco muchos casos de chavales con buenas ideas y buenos proyectos que están esperando que el cliente entre por la puerta de su “co-working” o local subvencionado que han conseguido. Incluso conozco verdaderos expertos en marketing que no saben vender. No tienen ni idea y aún no se han dado cuenta que vender, es estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Y eso sólo se hace, como dicen los buenos vendedores, “pateando”. En honor a la verdad también he de confesar que conozco vendedores excepcionales que no tienen ni idea de marketing; pero eso lo dejamos para otro post.
La principal dificultad está en la consolidación de las empresas de reciente creación. El actual modelo no llega a realizar un acompañamiento en la consolidación empresarial por lo que el desconocimiento del emprendedor del mercado al que se enfrenta lleva en numerosas ocasiones a la frustración y con ello, a la renuncia.
Vuelvo a preguntarme entonces,… ¿qué estamos haciendo?. Y yo mismo vuelvo a responderme: perpetuar el autoempleo como modelo de sustitución del desempleo.
Estamos orientando las políticas de emprendimiento hacia un tejido económico local excesivamente expuesto al riesgo de rotura como consecuencia de una inadecuada política pública de desarrollo territorial.
La des-incentivación de los emprendedores locales, provoca una fuga del talento y la pérdida de imagen de ciudad emprendedora como consecuencia de una visión cortoplacista del emprendimiento.
No estaría bien por mi parte, exponer la parte “chunga” de todo este entramado sin ofrecer al menos algunos planteamientos o propuestas que sirvan para estimular las mentes de nuestros dirigentes. Y de paso, también que me contraten…
Vayan entonces mis propuestas para enfocar un emprendimiento local más eficiente:
- Apostar por sectores estratégicos de actividad realizando una reflexión compartida con los empresarios consolidados de la ciudad para identificarlos. Hay que preguntar a los que saben. A nuestros empresarios que ya conocen los mercados y ello les posibilita una mejor y mayor capacidad para vislumbrar oportunidades de negocio.
- Reorientar las políticas de apoyo al emprendimiento priorizando dichos sectores y acompañando a los nuevos emprendedores en la adaptación de sus ideas y proyectos hacia dichos sectores. Adaptemos la frescura y la creatividad de los proyectos de nuestros emprendedores a las necesidades de nuestros empresarios. Hay que desarrollar foros de empresas para la puesta en marcha de procesos de mentoring y un sistema de transmisión de necesidades que permita adaptar los proyectos de los emprendedores locales a las necesidades reales de las empresas agrupadas en dichos foros.
- Intraemprendimiento: apoyemos el desarrollo de las Pymes. Ellas ya están en el mercado y su experiencia es una garantía. Hay que ayudarles a buscar nuevos mercados y a desarrollar nuevos productos y servicios. Ello conlleva un replanteamiento en muchas ocasiones de los criterios de ayudas en las bases reguladoras de las convocatorias de ayudas. Menos asesoramiento y más apoyo al desarrollo de prototipos y prospecciones de mercado.
- Y por ultimo, aportar visibilidad exterior a los nuevos proyectos de emprendimiento y de intra-emprendimiento de las empresas locales mediante su promoción y difusión en mercados y ferias nacionales y/o internacionales, así como el apoyo a experiencias de benchmarking para su adaptación a los proyectos locales.
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